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Judea (en hebreo, יהודה, pronunciación moderna: Yəhuda, pronunciación tiberiana: Yəhûḏāh, en griego, Ἰουδαία, y en latín, Iūdaea) es el antiguo nombre hebreo, griego y latino de la región montañosa ubicada en las tierras altas meridionales de la región histórica de Palestina.
El topónimo deriva de la tribu y luego reino de Judá,[1] y data de por lo menos la segunda Edad de Hierro (siglo IX a. C.). El registro más antiguo del nombre se encuentra en una tablilla cuneiforme hallada en Nimrud,[2] (antigua Kalkhu, una de las capitales del Imperio Asirio) de aproximadamente el año 733 a. C. Allí aparece transcripto como KUR. ia-ú-da-a-a, es decir [País] Yaudaya.
Durante el imperio babilónico el nombre se mantuvo como Yehud, una unidad administrativa menor, y Yehud Medinata (Provincia de Judea) bajo el dominio del imperio persa aqueménida; subordinada a la satrapía de Eber Nari. Incorporada como Judea al imperio de Alejandro, sus nombres griego y hebreo fueron usados bajo el dominio lágida y seleúcida. Tras la exitosa rebelión de los Macabeos, Judea fue durante un corto tiempo un reino cuyos límites se extendían más allá de la región original hasta abarcar gran parte de Palestina. Este reino se convirtió en cliente de Roma desde mediados del siglo I a. C. y bajo Herodes alcanzó su mayor extensión. En el siglo I de nuestra era, Judea fue el nombre de una provincia romana de extensión variable. Esta provincia protagonizó una gran rebelión contra el Imperio y fue sometida nuevamente en el año 70 de nuestra era, manteniendo su nombre, como evidencian las monedas acuñadas con motivo de la victoria romana.[3]
En el siglo II estalló una nueva rebelión, liderada por Bar Kojba, que terminió una vez más en derrota en el año 135. Como consecuencia, la región fue incorporada a la provincia de Siria con el nombre de Palestina, un cambio que es visto por algunos historiadores como un intento de borrar los lazos del pueblo judío con este territorio,[4] si bien esta conclusión es cuestionada por otros estudiosos.[5]
La región, no obstante, nunca dejó de ser llamada Judea; en especial por las menciones bíblicas del topónimo, muchas veces para denominar toda la región conocida por la Cristiandad como Tierra Santa.[6] Así, en el año 200, el escritor cristiano Sextus Julius Africanus, citado por Eusebio (Historia Eclesiástica 1.7.14), menciona a Nazaret como un "pueblo de Judea".[7] El término, no obstante, fue de uso meramente geográfico desde el siglo II hasta el XX.
En 1948, el territorio conocido como Judea fue incluido, en gran parte, dentro del reino de Jordania como parte de la llamada Margen Occidental (del Jordán),[8] ocupada por Israel desde 1967.[9] [10] El término Judea (en sentido geográfico) se volvió a utilizar por el gobierno israelí en el siglo XX como parte administrativa del distrito del área de Judea y Samaria, refiriendo al territorio generalmente conocido como Cisjordania. [11]